jueves, 21 de abril de 2016

¿Tiene sentido estar triste? ¿qué efecto tiene en nuestra mente la tristeza?

Desde el campo de la filosofía, muy pocos pensadores en la actualidad, perdonen si me equivoco, centran sus investigaciones en cuestiones emocionales como la tristeza o la alegría. Pero si que es desde el campo de la psiquiatría, teniendo muy presente a la filosofía, a partir de la cual estas cuestiones están siendo profundizadas. Quizá por la problemática, cada vez más crónica a la que tenemos que enfrentarnos: niños de tan solo 10 o 11 años medicados con antidepresivos, angustias totalmente comunes en la construcción de la personalidad adolescente tratados como patologías, etc.
Quizá se deba a otros problemas que, aunque relacionados con este problema, se encuentren frente a la limitación de nuestro entendimiento, en campos separados. Pero, ¿Cómo entender la tristeza de estos nuevos pacientes?
Alla Frances en su libro ¿Somos todos enfermos mentales? Manifiesto contra los abusos de la psiquiatría, postula una hipótesis como mínimo digna de reflexión. Según este pensador el gran problema del hombre actual es haber convertido en problemático el sentido de la vida, es decir, acontecimientos de tristeza que todo el mundo vive en el acontecer de su existencia, anteriormente eran vividos o resueltos desde los instrumentos que la personalidad te iba aportando u otorgando. Pero ahora estos obstáculos o contrariedades del cotidiano vivir aparecen envueltos en una angustia que lo convierte en problema y no en vida, que es lo que es. Será que no queremos madurar, prefiriendo la comodidad de las faldas maternales y la burbuja de cristal de nuestros sueños de infancia.
¿Qué son sino los sentimientos? medios mecanismos de adaptación a un medio que tu mente genera para poder ser incluido en la circunstancia que determinado sujeto está viviendo. En este momento recuerdo la fórmula que de la teoría raciovitalista se puede deducir " yo+circunstancia= vida".
Pero, entonces, ¿tiene sentido estar tristes? Sí, y rotundamente sí. Incluso la formulación de la misma pregunta me resulta un poco absurda ( "absurda" como Wittgenstein lo estableció). Si tenemos en consideración que sólo los sujetos que logren adaptarse mejor al medio van a poder ser los que sobrevivan podemos entender que la tristeza es aquel mecanismo que va a poder ayudarnos a adaptarnos mejor al medio y a poder alcanzar una mayor reflexión sobre aquello que nos envuelve.
Pero, ¿no podría acontecer la misma reflexión crítica de nuestro entorno con emociones como la alegría? Considero que no, ya que en la tristeza acontece una preocupación inherente a ella que no necesariamente implican las otras emociones: la necesidad de reciprocidad y reflexión con y por el otro. Es decir, si todo es positividad y alegría no tienes de necesidad de ver el otro, porque no buscas nada.
Pero, ¿cuándo un sentimiento de tristeza se convierte en patológico? cuando la capacidad de amar de un sujeto se ve imposibilitada, suponiendo una restricción de su libertad y una pérdida de posibilidades de poder llegar a autorrealizarse.


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