jueves, 10 de enero de 2013

Los tres de Castilla



Sólo trabajaba en el centro unas pocas semanas cuando los conoci. Sus nombres no son importantes pero para que podamos entendernos los llamaré azul, blanco y rojo. Todo los docentes del centro los conocen como los tres de castilla. No sé muy bien porque, quizá porque siempre van juntos, porque sólo con la unión que componen pueden ser tan fuertes como lo fue castilla. 
Tenía mucha curiosidad por conocerlos aunque, he de confesarlo, también tenía miedo por como iban a responder a tener que estar en una clase con una total desconocida e inexperta docente. Fui en su búsqueda y sólo con decir los nombres sabían que debían abandonar a sus compañeros y como si fuese algo totalmente normal,  nos siguieron. 
Rojo es una de las personas más peculiares que he conocido. Una persona con una humildad y sencillez mucho mayor que mucha de las personas que repiten a lo largo del día unas cinco veces dichos adjetivos pero que no tienen ni idea de lo que comportan ni lo que implican. Me sorprendió la forma con la que guardaba sus pertenencias, su estuche. Como si los extraterrestres estuviesen muy muy presentes en el centro, guardaba sus propiedades debajo de la chaqueta, de este modo la sensación de protección y seguridad, frente a los otros, se veía cumplida. De piel muy blanca y pelo muy negro, su apariencia es de un débil y solitario caballero. 
Puedo decir que tengo el privilegio de poseer uno de los billetes de la nave que tiene en su poder para poder huir de este mundo y salvarnos. No puedo explicar la gran satisfacción que experimente en el momento que él me introdujo en su ilusión, en su salvación. Quise abrazarle pero no sé si me entendería, no se si entiende los abrazos. Aunque todos los demás profesores le han explicado que lo del fin del mundo es una tontería, sigo manteniendo, al igual que él, que para personas como nosotros sólo nos es posible vivir en este mundo si pensamos o creemos que tenemos un billete en la nave de los sueños. 
Blanco es de los tres el que menos sensaciones me transmitió. De complexión muy delgada y muy alto, sus andares son lo que más sorprende. También llama la atención que todos sus pantalones le vienen cortos. Anda con la mirada perdida, con la boca siempre abierta, al igual que sus pies y con las manos fijas. Sólo cuando habla todo su cuerpo está parado, atento. Nunca he conocido tanto interés y curiosidad dentro de un mismo cuerpo. 
Por último nos queda Azul. Sólo con su aspecto físico podemos ver los grandes problemas que ha padecido nuestro color azul. Siempre tiene el pelo sucio, siempre anda con alguna venda o herida en alguna parte de su cuerpo. Por no hablar de su ropa y el material de clase. Pero esto no ensombrece nada de lo mucho que debe de ser admirado su carácter. Atento, curioso, sincero, cariñoso, ... muy buen chico. Siempre a lo largo de las clases, sin ninguna relación aparente, entona una de las muchas canciones que conoce. La primera vez intenté pararle, fue tal el asombro que experimente que preferí escucharlo. No sólo disfrute sino que me dí cuenta de que sólo por escucharlo se sentía bien, durante cinco segundos fui feliz con él. 
A parte de los muchos valores y sentimientos que mis tres mosqueteros transmiten nos enseñan algo muy difícil de ver en nuestros días, la verdadera amistad. Siempre van juntos porque juntos se sienten fuertes, normales. Juntos son como el resto, los otros son ellos y ellos son uno. No hay miradas, no hay discrepancias sólo comprensión a través de los buenos gestos. Nunca hacen mal a nadie, nunca se meten con nadie. Por lo tanto, ¿Dónde esta la normalidad en ellos o en el resto?
Gracias por compartir conmigo el gran tesoro de vuestra unión, la amistad. 

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